Un adelanto

Primeros 2 párrafos de Mi pequeño paraíso inclinado de papel:

En la primera fila, sentado y abatido sobre el sencillo y austero banco de madera lacada de la capilla, se encontraba Nicolás Guzmán Guillén, cuya mirada permanecía perdida en el vacío y, a pesar de que el volumen de su cuerpo ocupase un espacio físico en aquel lugar, él estaba ausente. El resto de las personas asistentes al acto parecían entender a la perfección el estado de nuestro protagonista, pero nadie era realmente conocedor del verdadero motivo de su desazón.

A pesar de su aparente quietud, la cabeza de Nicolás se mantenía inquieta y ocupada intentando dar un sentido a su existencia. Contaba con treinta y seis años, y se cuestionaba qué había hecho con aquella inmensa cantidad de tiempo del que había disfrutado, qué había ocurrido con los más de doce mil días que había visto pasar ante sus ojos, en cuántos de ellos había sido realmente feliz. Se preguntaba cuántas, de las casi trescientas mil horas respirando, había vivido realmente. Qué demonios hacía él allí, enfrentado a su pasado, del que siempre había deseado huir. Un pasado finiquitado, introducido en una pieza de madera perfectamente barnizada, convertida en un contenedor de un cuerpo maltratado por el paso del tiempo, por la podredumbre de las penas, por los porqués nunca contestados, por el dolor no absorbido. Un maldito pasado, al fin y al cabo, que, sin lugar a duda y a pesar de su intensa resistencia por alejarse de él, había acabado por marcar a fuego el dudoso presente en el que se encontraba y que le hacía temer por un futuro aciago al que se precipitaba sin remisión, arrastrado por unas decisiones que lo subyugaban a una condena eterna.